Ciencias Biológicas y de la Salud

 

DE LA CÁSCARA DEL JITOMATE SE PUEDEN OBTENER PLÁSTICOS NATURALES PARA RECUBRIR FRUTAS, ELABORAR BOLSAS O COMO MOLÉCULAS TRANSPORTADORAS DE FÁRMACOS

Dirección de Comunicación Social UAM

 

Científicos de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y el Instituto Poli-técnico Nacional (IPN) desarrollan biopolímeros a partir de residuos agroindustriales de la cáscara de jitomate, cuya cutícula es útil en procesos industriales de los sectores alimentario, farmacéutico y cosmético.

 

FRUTA

Paul Cézanne. Naturaleza muerta con cesta de fruta (1888)

 

          En este proyecto –por el que recibieron el Premio a la Investigación 2016 que otorga ésta última casa de estudio– participan los doctores José Campos Terán y Dolores Reyes Duarte, profesores del Departamento de Procesos y Tecnología de la Unidad Cuajimalpa, y Daniel Arrieta Báez y Mayra Beatriz Gómez Patiño, científicos del Centro de Nanociencias y Micro y Nanotecnologías (CNMN), del IPN.

          Desde hace varios años, este equipo de especialistas –conformado con el apoyo del antiguo Instituto de Ciencia y Tecnología del Distrito Federal– ha estudiado las características de la envoltura de este fruto para determinar si posee propiedades bioplásticas, que en las últimas décadas han sustituido a otros plásticos en múltiples aplicaciones.

La contaminación ambiental, así como la disminución en las reservas y el aumento en los precios de los combustibles fósiles han sido la causa de un interés creciente en la búsqueda de fuentes innovadoras de materia prima para la síntesis de polímeros (macromoléculas), por lo que los “plásticos base bio” experimentaron un rápido crecimiento debido a los beneficios medioambientales y a su condición de recursos renovables.

          Los académicos explicaron  que cada año son producidas toneladas de desechos vegetales, que se confinan en los tiraderos municipales a cielo abierto y cuyo tratamiento representa una problemática de grandes dimensiones, si se considera que sólo el desperdicio de jitomate ocupa 20 por ciento de invernaderos y centrales de abasto.

      El investigador puntualizó: “Teníamos que saber cómo era la estructura de la cubierta de este fruto y cuáles eran sus componentes para proponer un modelo que, una vez caracterizado, pudiera ser reconstruido de nuevo”.

Los plásticos están en la naturaleza y “lo que hacemos es estudiarlos para ver cómo están hechos y de alguna manera tratar de imitarlos con el fin de contribuir a resolver problemas como el de la contaminación, que nos agobia en estos días”, precisó.

         Con ese objetivo fueron optimizados los procesos para conseguir el monómero (moléculas que pueden reaccionar con otras para formar polímeros) principal de la cutícula del jitomate permitiendo su recuperación en 45 por ciento, lo que permite aplicarlo para producir biopolímeros susceptibles de ser empleados como transportadores de nutracéuticos (nutrientes aislados, suplementos dietéticos, productos herborios y algunos alimentos procesados)  o incorporarlo en plásticos convencionales para dotar a éstos de propiedades biodegradables adecuadas para el medio ambiente.

          La doctora Reyes Duarte detalló que desde 2012 ambos grupos laboran juntos en el análisis de la biopelícula que cubre el fruto y han desarrollado nuevos polímeros y ácidos. Estas macromoléculas equivalen a las utilizadas en la industria para fabricar plásticos derivados del petróleo, es decir, que a partir de un agroresiduo “logramos compuestos de origen biológico para crear materiales que pueden aprovecharse como recubrimientos de frutas y verduras para su conservación, bolsas biodegradables y moléculas acarreadoras de fármacos”. Al aprovechar la cualidad antioxidante del jitomate “podríamos pensar en aplicarla a otros alimentos” con el fin de que duren más tiempo en anaquel, señaló el doctor Campos Terán.

          Especificó que en el CNMN tuvieron lugar la extracción y la caracterización química para entender cómo está conformada la molécula, en tanto que en la UAM se llevaron a cabo los métodos fisicoquímicos y enzimáticos.

Los investigadores coincidieron en que si bien este tipo de materiales no podrá competir con los provenientes del petróleo es importante caracterizarlos para combinar los plásticos naturales y convencionales de manera pertinente para el entorno.

     Un aspecto relevante en la obtención de resultados, es que la investigación permite formar “recursos humanos con conocimientos y habilidades”, subrayaron los especialistas.

 

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