Ciencias Exactas

 

DE LA MAGIA DEL NÚMERO 6

Primera parte

Samuel Alcántara Montes.

Profesor de Física. UAM Azcapotzalco

 

Un día después de mi primer encuentro con el Señor Maya en las pirámides de Chichen-Itzá, nos reencontramos muy temprano en el Templo de las Inscripciones, tal cual como habíamos acordado. Nos saludamos con toda cortesía y el Señor Maya me invitó a que contemplara la belleza de las construcciones, lo cual hice con mucha atención.

        De pronto me hizo una pregunta que me tomó desprevenido:

-¿Conoces tres números que tengan la propiedad de que su suma y su producto den el mismo resultado?

            Mi respuesta inmediata fue que no, pero si me daba unos segundos con toda seguridad los iba a descubrir. Pensé de inmediato en tres dígitos, los más simples, 1,2 y 3, y efectivamente:

                                                     1+2+3=6

                                                     1x2x3=6

De inmediato le comunique mi hallazgo y él con una gran sonrisa dijo que efectivamente el número 6 cumplía con esa propiedad.

-Además, si multiplicamos al número 6 por el 1, 2 y 3, obtenemos:

            1x 6=6

            2x6=12

            3x6=18

          “Si ahora multiplicamos 12 y 18 por 1, 2, 3, tenemos:

1x12=12                                                                   1x18=18

2x12=24                                                                   2x18=36

3x12=36                                                                   3x18=54

         “Y  aparecen los números 24,36 y 54.

          “Elegimos el 36 que tiene la propiedad de que es el producto de 6 por 6, esto es:

                                   36=6x6

          “Tenemos al 6 y el 36. Ahora, permite que estos números sean apoyados por los 10 dedos de tus manos, para así dar nacimiento al cómputo digital. Multiplica 6 y 36 por 10, esto es:

                                   6x10=60

                                   36x10=360

        “Y aparecen estos números importantísimos en la geometría.

        A estas alturas el Señor Maya tenía toda mi atención:

-Sabemos de la geometría plana elemental, que la longitud del lado de un hexágono regular inscrito dentro de una circunferencia, es igual al radio de la circunferencia.

        Enseguida hizo este dibujo:

 

 Img 1 SAMcuento

 

          “L es la longitud del lado del hexágono y r es el radio de la circunferencia que contiene al hexágono. Por construcción: L=r.

        “Como puedes observar Sam, hay exactamente 6 triángulos equiláteros dentro de la circunferencia. Y como estamos construyendo, está permitido que usemos el número 60 para dividir a cada arco de la circunferencia –que por cierto también son 6 arcos– en 60 pequeños arcos, que por ser división gradual, llamaremos grados. Un pequeño arco será del tamaño de un grado. Es evidente ahora que en toda la circunferencia habrá: 6x60 grados=360 grados”.

        Sorprendido afirmé, pues era la primera vez que comprendía finalmente lo que toda mi vida habría creído que era una división completamente arbitraria del perímetro de una circunferencia.

        “Fíjate Sam –continuó el Señor Maya- que podemos partir al pequeño arco de un grado (10) a su vez en 60 nuevas unidades, que son particiones pequeña o “minutas” y las llamaremos “minutos”. Nuevamente, podemos hacer una “segunda” partición y dividir al minuto a su vez en 60 nuevas unidades que llamaremos “segundos”. Así pues el perímetro de una circunferencia queda dividida en 360 grados (3600), cada grado en 60 minutos y cada minuto en 60 segundos”.

         Estaba tan absorto que no me di cuenta de que el Sol había alcanzado su zenit- me lo hizo notar el Señor Maya, que continúo diciendo: “Si observas el movimiento del Sol desde que nace por la mañana y  ´muere por la tarde´,  te darás cuenta de que recorre la mitad del perímetro una circunferencia, y desde que entra al ocaso hasta que lo vemos renacer, recorre la otra mitad.

Img 2 SAMcuento

 

 

          “Cuando el Sol alcanza el zenit, la semicircunferencia queda partida en dos arcos de igual longitud, y lo mismo ocurre del otro lado de la circunferencia, de modo que hay en total 4 arcos de igual longitud. Si multiplicamos éste número 4 por el número 6, esto es 4x6, obtenemos 24, uno de los números de la segunda colección de números multiplicados por el 6, y 24 obviamente es la suma de 12+12, otro número que ya habíamos visto en las citadas multiplicaciones, lo que significa que al Sol le toma 12 nuevas unidades en dejarse ver y 12 nuevas unidades en desaparecer. A estas nuevas unidades que miden el paso de nuestra estrella, las llamaremos “horas”, en honor al dios egipcio “Horus”. Es claro entonces que tenemos 12 horas de luz y 12 horas de oscuridad. La suma, 24 horas, es lo que llamamos o conocemos como “un día”, medida del transitar del mencionado astro.

          “Tenemos pues dos maneras de dividir el perímetro de una circunferencia: la primera en 360 grados y la segunda en 24 horas, y al igual que partimos los grados en minutos y los minutos en segundos, podemos partir cada hora en 60 particiones minutas, y un minuto –en una segunda partición- en 60 segundo. Así, ambas particiones de la circunferencia en 360 grados (3600) y 24 horas quedan en pie de igualdad”.

         Esta información para mí era formidable, y por si fuera poco, el Señor Maya continúo con su instrucción.

-Volvamos al número 6 –dijo- y escribamos este número  como la suma de 1,2 y 3, esto es:

                                 1+2+3=6, y formemos el número

                                   5=2+3=6-1

          “Quitemos ahora el signo de igualdad y copiemos los números que quedan quitando el menos uno, esto es:

                                                          5 2 3 6

        “Este número será de fundamental importancia en lo que vamos a construir el día de mañana aquí mismo, en esta maravillosa pirámide”.

         Yo estaba sorprendido por la simplicidad de las explicaciones y claro que me quedaría los días que fueran necesarios para adquirir el conocimiento de nuestros ancestros que estaban a punto de serme revelados.